Una tijera,
un cuchillo,
una navaja
o algo filoso
y simplemente recortarnos
hasta convertirnos en confeti de colores,
y festejarnos.
.
Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
jaja yo quiero ser confeti!! siempre tenés esa mitad sangrienta y mitad infantil que te forman. un beso, mandarina
ResponderBorrar